Te
debo un cuento, estas promesas de escritor no se rompen aun cuando la chica
desaparece. Debo empezar diciéndote que voy a mentir, seamos honestos: nuestra
historia no es tan interesante, sin embargo esta también es nuestra… o miento
es tuya es, mi regalo, mi promesa cumplida, es tu cuento y el día que te
provoque me puedes decir si quieres continuar o si es mejor que termine donde
está.
A diferencia de nuestra historia
esta no empieza en el León entre cervezas sino una mañana en el metro de la
California, si yo sé que no uso el metro en las mañanas para ir a la
universidad pero ya que estoy mintiendo me permitiré mentir del todo. Estoy
esperando el tren entre bostezos rodeado por la pintoresca fauna animal de
Caracas. Estoy trasnochado, me encantaría presumir que me quede hasta tarde
escribiendo pero la realidad de esta historia es que me quede viendo
televisión, matando mi soledad con repeticiones de los Simpson y algún que otro
programa al azar. Mi Ipod está en mis oídos lanzando canciones en aleatorio
ahora suena about a girl de Nirvana, desafinado
acompaño a Kurt en su petición de compañía.
Por supuesto que el tren llega, a
pesar de que el cansancio y la espera nos hagan sentir lo contrario el tren
siempre llega. Para variar consigo una silla vacía, el privilegio de sentarse
en el metro suele estar reservado para los ancianos y para aquellos que se
montan en las primeras dos estaciones, y para colmo de la fortunas te veo en el
otro lado del vagón, sentada dormitando.
No estas vestida de negro como aquel
día cuando nos presentaron, estas de azul oscuro, así me gustas más, tu cabello
no está liso esta medio enrulado como lo vi hace unos días en tu foto de
Facebook, usas el mismo blue jean y por favor no me preguntes por los zapatos
no soy tan detallista ni tan mentiroso, además de seguro me equivocaría.
Te veo y por supuesto que me mueves
el piso, y no solo por el movimiento del tren. Eres hermosa aun en mi mentira y
por supuesto empiezo a maquinar que decir mientras el metro se detiene en los
Cortijos. Rezo para que no te bajes, no lo haces, sigues allí dormida
respirando lentamente mis ojos no se despegan de tu rostro… te dije desde un
principio que estaba mintiendo.
Mientras el metro avanza me tomo el
tiempo de fantasear con la realidad, aquella noche esperando a que Viniloversus
se montara en tarima, bailando muy cerca rozando nuestros cuerpos. No sé porque
mi fantasía incluiría tantos detalles de la realidad pero es mía y puedo hacer
con ella lo que quiera.
En eso la voz del conductor anuncia
que estamos en la estación Miranda, las últimas dos estaciones pasaron sin
avisar entre mi distracción y la música de mi Ipod, que con ese extraño sentido del humor que tienen los
objetos inanimados no para de lanzarme canciones sobre amor a primera vista.
Pasamos por Altamira. Estoy tan
absorto en mis ideas que no noto como una futura madre entra en el vagón, por
suerte alguien más se para darle el puesto. En la realidad te busco en Lugar
Común, estas sentada mientras nuestra amiga en común conversas sobre cuentos
infantiles, no te lo ha dicho espero pero a veces aun le pregunto por ti,
tranquila nunca dice más que un está bien quizás algún comentario de tus notas
pero nada de ti.
La fantasía pasa Chacao y Chacaito,
yo me armo de valor y me levanto para hablarte. En eso el tren se detiene tu
notas donde estas y te bajas apurada del vagón. Caigo en tu silla y espero a
que el metro termine, ya más lento, el recorrido entre Sabana Grande y Plaza
Venezuela. Salgo y camino hasta la escuela de Comunicación mi segunda casa que
sin embargo no se siente tan reconfortante como en otros días.
Enciendo un cigarrillo, nunca he
fumado en la realidad pero en la mentira ayuda al cierre, pienso en ti sé que
ya no existes, decido pensar que no tiene sentido buscarte en la realidad, que
ese mensaje nunca llegara para despertarme a la media noche. Pero en la mentira
tal vez te vuelva a ver, sentada en un vagón de metro. Y quizás alguna de esas
veces me decida a hablarte o aún mejor decida tomar mi teléfono y escribirte…
Excelente Ernesto, bien escrito y sobre todo original. Sigue escribiendo, nunca dejes de hacerlo.
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