lunes, 31 de octubre de 2016

Shuffle

Voy en el metro: De la estación Plaza Venezuela a La California. Esta lleno, como es normal a la hora pico, suena una voz dentro del vagon.
--Atención – dice la voz, me quito los audífonos, mi Ipod ha sobrevivido a dos robos y no quiero tentar a la suerte de nuevo.
            El Ipod fue un invento  de Apple, que salió a la venta luego de un discurso bastante emotivo de Steve Jobs en el 2001, donde se dedicó a hablar del futuro de la música, se han vendido millones de ellos en el mundo convirtiéndolo en el reproductor de música individual más vendido del mundo.
            El mío es el tercero que pasa por mis manos: Primero tuve un Ipod Nano que perdí en algún lugar, el segundo fue un Ipod Touch que fue devorado por las aguas del Mar Caribe. El nuevo lleva ya unos seis años conmigo, de hecho es obsoleto según la empresa que lo fabrico. Pero en su memoria contiene el sonido de los últimos años de mi vida.
            Claro que tiene el Shuffle, que me ha acompañado en una infinidad de viajes en el metro, ahogando un poco el caos de la ciudad bajo el ruido de guitarras distorsionadas  
            Están las canciones de Melendi, que fueron cantadas desafinadas por mí y mis amigos en el Avila bajo las estrellas, después de que el viento derribara nuestra carpa. Está la vieja canción de Juanes que le dedique a mi primera novia, “Me Enamora”.
            Como esa hay varias historias de amor escondidas entre sus canciones, quizás la más interesante es la que empieza con “Bachata Rosa”, abrazando a la chica, moviéndonos muy poco debido a mi falta de habilidad para bailar y su suave voz diciéndome en mi oído
--No te enamores de mí-- y por supuesto que me enamore, aun si no se lo dije y aun si lo que nos quedó de esa noche fueron dos canciones, la de Juan Luis Guerra y una de Zapato 3, aquella de “Suave, suave, suave bien suave donde tú sabes”.
Claro que el amor no es lo único, cargo cada paseo en el carro con mi padre en las canciones de Serrat y Rubén Blades que suenan a nostalgia, las canciones de The Clash con las que sobreviví la época de protestas y claro el primer disco de La Vida Bohemé.

La voz en el metro tiene un tono distinto al que espero,  nos comenta a todos de alguna enfermedad extraña que no puede tratar si no colaboramos con él, me calmo dejo de apretar mi bolsillo, al llegar a mi casa escuchare a Lennon cantando imagine y soñare un poco, y al terminar probablemente me sumerja en 32 gb de recuerdos.

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